LA VERDAD DETRÁS DE UNA ADICCIÓN
Cuando hablamos de adicciones, la mayor parte del tiempo lo asociamos a una sustancia, a la cual podríamos denominar droga. Sin embargo, según la OMS, las adicciones son todas aquellas conductas que generan dependencia hacia sustancias, conductas, personas, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales- tales como la búsqueda del placer inmediato, querer satisfacer todas las necesidades que el individuo piensa que le son imprescindibles y la realización casi inmediatas de ellas; y también por ser progresiva con episodios de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad.
“Si bien, podemos afirmar que detrás
de nuestra conducta, de nuestras creencias, miedos, sueños y frustraciones se
encuentra la influencia de la educación familiar, también es cierto que
llegamos a un momento en el que a partir de ese instante cada paso que damos es
nuestra decisión, y por ende, nuestra responsabilidad.
Puede ser que por un largo tiempo,
si no es que toda la vida, estemos bajo una atmósfera turbia que no nos permita
siquiera ver eso, que nuestra vida es nuestra responsabilidad. Y que estemos
plagados de queja, de duda, de reproche, de resentimiento, de conmiseración y
de lástima por sí mismo. Adoptando de esta manera una postura de víctima que
responsabilice a todos y a todo por las consecuencias de sus actos, menos a la
víctima en sí. Por años, se puede adoptar esta posición que traerá consigo
múltiples beneficios, los cuales imposibilitarán incluso la idea de
abandonarla. Con el paso del tiempo, se juega un papel de víctima y victimario
entre aquellos que decidieron participar en el juego de la víctima. Entonces,
al encontrar beneficios en este tipo de dinámicas, se crea la dependencia hacia
las situaciones y las personas que han decidido formar parte de ella. No
obstante llega otro instante en la vida del individuo en el que la realidad se vuelve
a presentar, el cambio pretende entrar por cualquier medio posible; sin embargo
se acalla con cualquier tipo de compensador que me impida sentir y alcanzar a
ver aquel mensaje que se me está dando. Se crea una adicción hacia una persona,
hacia una sustancia, hacia un estado de ánimo que me permita justificar mi
estado de aletargamiento eterno; que incluso llego a disfrutar en buena medida.
No obstante, el cambió ya fue
marcado. Y hacerse responsable de todo aquello que he dejado desde años atrás
es motivo de miedo, de incertidumbre… Y puedo volver a encontrar cualquier
excusa para volver a evadir aquello que ya me toca resolver, o bien hacerle
frente. ¿Cómo? Con nuevas prácticas, con nueva información, sustituyendo todo
lo caduco por algo que me motive a seguir, a despertar. Sabiendo por qué hago
las cosas y llevarlas hasta el final; a pesar de no entender al principio por
qué lo hago. Optando por un desarrollo integral que contemple la parte física,
cognitiva y emocional del individuo. Sin embargo, el cambio que necesito no
podré hacerlo yo mismo, puesto que a pesar de los múltiples intentos a través
de los años, los resultados siempre han sido los mismos. Necesito en esta
ocasión alguien que pueda ayudarme a ver aquello que no sé qué es, pero que tengo
que cambiar; aquello que me molesta, aquello que me sofoca y me estruja. Y a
pesar de las resistencias que llegue a tener, sé que ya no hay tiempo y
necesito ese cambio que clama por llegar”.
(Alma Stéphanie Barbosa Aguilar).
BIBLIOGRAFÍA
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